Los partidos políticos europeos están concebidos más como instrumentos de poder que como vehículos de representación popular. Se parecen a la concepción Comunista de partido único y son igualmente despóticos.
De hecho, el partido aunque nazca como agrupación de electores que tienen una misma ideología o fines políticos, enseguida supedita dichos principios y fines a la obtención del poder. Cambian su interés en hacer un tipo concreto de política, por su interés en hacer política de cualquier tipo. Es el poder lo que persiguen.
Por esto, existe un divorcio absoluto entre los intereses de los ciudadanos y los de los políticos que los representan. Más que asumir la opinión pública, suelen modelarla según sus estrategias.
Y para que todo esto pueda funcionar, estructuran sus propias formaciones políticas basándolas en esquemas parecidos de poder: el líder no es el mejor político, el que aporta mejores propuestas o soluciones, ni siquiera el mejor gestor: el líder del partido es aquél que ha logrado más poder dentro de su formación. Poder que muchas veces depende del clientelismo y las prebendas que se hayan repartido o prometido.
De hecho, el partido aunque nazca como agrupación de electores que tienen una misma ideología o fines políticos, enseguida supedita dichos principios y fines a la obtención del poder. Cambian su interés en hacer un tipo concreto de política, por su interés en hacer política de cualquier tipo. Es el poder lo que persiguen.
Por esto, existe un divorcio absoluto entre los intereses de los ciudadanos y los de los políticos que los representan. Más que asumir la opinión pública, suelen modelarla según sus estrategias.
Y para que todo esto pueda funcionar, estructuran sus propias formaciones políticas basándolas en esquemas parecidos de poder: el líder no es el mejor político, el que aporta mejores propuestas o soluciones, ni siquiera el mejor gestor: el líder del partido es aquél que ha logrado más poder dentro de su formación. Poder que muchas veces depende del clientelismo y las prebendas que se hayan repartido o prometido.
Estos partido no pueden encarnar la representación pública en una Democracia, ya que ellos mismos no son democráticos internamente.
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