El Socialcristianismo propugna la defensa por parte del Estado de los más desfavorecidos, utilizando para ello un sistema fiscal progresivo que permita la correcta redistribución de las rentas; pero procurando más la igualdad de oportunidades y los medios para alcanzar una nivel de vida digo que la mera subvención. Cuando ésta sea inevitable, se exigirá del subvencionado la oportuna contraprestación social.
Respetando el principio de subsidiariedad, el Estado garantizará no solo las necesidades materiales de cada ciudadano, sino también sus necesidades culturales y espirituales. Esto se tendrá que reflejar muy especialmente en los planes de estudio, que contendrán no sólo las asignaturas informativas, sino también aquellas otras que facilitan la inclusión social de los que tengan más riesgo de exclusión. La formación humana y cultural permitirán la igualdad de oportunidades de todos.
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