Presentación

Con este blog pretendo mostrar a los lectores las soluciones que -a mi parecer- aporta el cristianismo a los problemas y retos sociales actuales. He querido denominar SOCIALCRISTIANISMO al conjunto de soluciones concretas que aquí se van a proponer, para diferenciarlas de otras propuestas que también puedan inspirarse en el cristianismo. Pero quiero aclarar desde el principio que no se trata de un "socialismo cristiano", sino un "cristianismo social".
Como propuesta política que és, debe comenzar por regenerar la corrompida democracia occidental; y empezar por describir el marco político que debe regir una auténtica democracia.

7 de marzo de 2011

Eliminación de la especulación

Como ya hemos dicho, la propiedad privada debe ser el eje sobre el que gire la acción económica, ya que se ha mostrado como el mejor medio de alcanzar el progreso económico y el bien común. Pero la propiedad privada no es un bien absoluto, sino un medio para conseguir el objetivo del bien común. Por lo tanto, en el Socialcristianismo cabe la expropiación (compensada con el correspondiente justiprecio) como un sistema fiscal justo para la correcta distribución de las cargas sociales.
Esto se plasmará tanto en la posibilidad de expropiación como en un sistema fiscal justo y progresivo, basado en la capacidad económica de cada sujeto pasivo. Por supuesto, para que un sistema fiscal sea justo, debe basarse en la capacidad económica de los contribuyentes, ponderada por sus propias circunstancias. En alguna entrada posterior tendremos ocasión de revisar cómo debe ser un sistema fiscal.
Y si un bien no puede ser expropiado sin el oportuno justiprecio, paralelamente, los bienes o dominios públicos tampoco pueden adjudicarse caprichosamente sin el correspondiente precio. Por ejemplo, si se limita el número de frecuencias de radio o televisión, las que el Estado adjudique deberán ser pagadas por los adjudicatarios, para evitar que acabe en manos privadas lo que pertenece a toda la comunidad. Sin embargo, en la práctica los gobiernos suelen utilizar este tipo de prebendas para fidelizar a sus votantes más influyentes.
En consonancia con estos conceptos de propiedad privada y propiedad pública, entre los que no debe haber un tráfico sin su correspondiente compensación, el Estado socialcristiano debería tratar de erradicar de la vida económica todo tipo de especulación, entendida como la manipulación del precio de los bienes con objeto de obtener un beneficio no fundado en ningún otro hecho económico. La especulación, que se ha revelado como la principal causa de la crisis económica que padecemos desde 2008, es un cáncer para el auténtico desarrollo económico de un país, pues acaba sustituyendo la economía de la producción de bienes y servicios por la llamada economía financiera, sin base real alguna y basada en el apalancamiento: si soy capaz de elevar artificialmente el precio de algo, debo endeudarme para comprar el mayor importe posible y obtener la mayor plusvalía. Esto, que redunda en importantes beneficios, nada aporta a la economía y distrae recursos financieros para las actividades realmente productivas.
En la actualidad existen tres grandes frentes especulativos, enormemente dañinos para la economía:
La especulación financiera: ya sea con mercados de futuros o por la compraventa de divisas o bonos; ésta última puede llegar a poner en peligro la economía de una nación, como ha ocurrido recientemente con la deuda pública griega.
La especulación con materias primas: mediante el acaparamiento y restricción de venta, elevando sus precios artificialmente. Cuando se trata de materias primar alimenticias, lo que puede poner en peligro la subsistencia en los países más pobres, debería estar considerado delito de lesa humanidad. Recientemente hemos asistido a este tipo de especulación con los granso productores de biocombustibles: se destina al combustible ecológico lo que debería estar en el circuito alimentario. Occidente no tiene derecho a defender su ecología a costa d ela vida de los más desfavorecidos.
La especulación inmobiliaria, auténtico cancer social y principal fuente de corrupción política. no solamente es un mal económico, sino que atenta contra el derecho universal a la vivienda de todo hombre; y acaba afectando a la propia estructura social. Efectivamente, el encarecimiento de la vivienda lleva a la disminución de la natalidad, el retraso en la emancipación de los jóvenes y en la edad en la que se tiene el primer hijo.
Estas actividades especualtivas, en la medida en que no puedan ser evitadas, deben gravarse con fuertes impuestos, para que parte de dichos beneficios redunden en la comunidad.

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