Presentación

Con este blog pretendo mostrar a los lectores las soluciones que -a mi parecer- aporta el cristianismo a los problemas y retos sociales actuales. He querido denominar SOCIALCRISTIANISMO al conjunto de soluciones concretas que aquí se van a proponer, para diferenciarlas de otras propuestas que también puedan inspirarse en el cristianismo. Pero quiero aclarar desde el principio que no se trata de un "socialismo cristiano", sino un "cristianismo social".
Como propuesta política que és, debe comenzar por regenerar la corrompida democracia occidental; y empezar por describir el marco político que debe regir una auténtica democracia.

2 de marzo de 2011

Prioridad del bien común

La ideología socialista sostiene que es el Estado el que debe determinar e imponer el bien común de los ciudadanos; y frecuentemente acaba imponiendo el bien particular de los dirigentes (esto también ocurre en sistemas democráticos no socialistas; pero con alternancia del poder).
Para evitar esa opresión, la ideología liberal afirma que si cada uno busca su interés particular, todos acabarán alcanzando su bien; y en consecuencia, se logrará el mayor bien común posible. Nada más lejos de la realidad: si cada uno busca su interés, lograrán el bien los más preparados, los más poderosos o los que tengan menos escrúpulos, en detrimento de los ciudadanos corrientes, que quedarán a merced de aquéllos.
La Concepción Social Cristiana, en la que se basa el Socialcristianismo, propone que el bien común se alcance con la colaboración de todos, basándose en la generosidad y la caridad cristiana; y el Estado promoviendo estas actitudes y actuando subsidiariamente para cubrir aquellas parcelas que no puedan ser cubiertas por los ciudadanos.
Efectivamente, si los ciudadanos aplicamos nuestro esfuerzo -incluso con renuncia personal- al progreso de la Comunidad, se acabará alcanzando un mayor bienestar que, a la postre, redundará en beneficio de todos. Unos pocos ejemplos nos mostrarán las actitudes que deben ser fomentadas desde el poder público:

·        El empresario podría renunciar a parte de sus beneficios manteniendo puestos de trabajo que ya no le son rentables.
·        El trabajador podría renunciar a parte de su sueldo o jornada laboral, para que más trabajadores puedan disfrutar de un puesto de trabajo.
·        Los sindicatos deberían renunciar a parte de las reivindicaciones de los actuales trabajadores, para promover incrementos de plantilla.
·        Las entidades financieras deberán renunciar a parte de su seguridad crediticia, para reactivar el mercado y así volver a situaciones en las que se mantienen niveles de morosidad bajos.
·        El Estado deberá renunciar a su presión recaudadora, siempre que ésto promueva un tejido económico mayor y más fuerte.
·        Los ciudadanos deberán renunciar a parte de sus subsidios, para que el Estado pueda retomar la senda del equilibrio presupuestario y la inversión pública.

Sí, ya sé que suena idílico; pero es el único camino para salir de una crisis.

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