Presentación

Con este blog pretendo mostrar a los lectores las soluciones que -a mi parecer- aporta el cristianismo a los problemas y retos sociales actuales. He querido denominar SOCIALCRISTIANISMO al conjunto de soluciones concretas que aquí se van a proponer, para diferenciarlas de otras propuestas que también puedan inspirarse en el cristianismo. Pero quiero aclarar desde el principio que no se trata de un "socialismo cristiano", sino un "cristianismo social".
Como propuesta política que és, debe comenzar por regenerar la corrompida democracia occidental; y empezar por describir el marco político que debe regir una auténtica democracia.

18 de marzo de 2011

La Ley electoral española


Uno se pregunta cómo es posible que siendo considerados nefastos los políticos de un país, puedan salir y volver a salir elegidos. Por ejemplo, en España ningún político logra el aprobado en las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS): los españoles suspendemos a TODOS nuestros políticos. Entonces, por qué les volvemos a votar?
Está muy claro: la democracia está secuestrada por la clase política y ya se encargan ellos de que no se pueda introducir ningún advenedizo en este coto privado que se han creado. En España, la ley electoral consagra el monopolio de los grandes partidos que primero alcanzaron el poder; y no hay posibilidad de introducir alternativas. Este monopolio descansa en el sistema de ayudas económicas a los partidos que ya están, en las listas cerradas que convierten a los candidatos electos en siervos del partido, no del pueblo que los elige; y si alguno pretende desmarcarse, se le aplica la disciplina de partido y se le silencia.
Es necesario modificar la ley electoral, estableciendo un sistema de listas abiertas, en las que se puede elegir al político que mejor nos representa y no al que más servicios presta a su líder. También se deberían eliminar los mínimos para lograr representación pública: si un partido obtiene el 2% de los votos, ¿por qué no va a tener dos diputados de cada cien? Y para una representación mejor del pueblo, reducir el tamaño de los distritos electorales, para poder conocer a los candidatos, sus programas y su posterior cumplimiento. 
Con estos cambios, no sólo se daría sabia nueva a nuestra democracia, sino que se podría controlar la actuación de CADA político elegido.
Pero claro, a nuestra partitocracia y sus líderes no le interesa que sus súbditos puedan elegir realmente a sus representantes.

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