Presentación

Con este blog pretendo mostrar a los lectores las soluciones que -a mi parecer- aporta el cristianismo a los problemas y retos sociales actuales. He querido denominar SOCIALCRISTIANISMO al conjunto de soluciones concretas que aquí se van a proponer, para diferenciarlas de otras propuestas que también puedan inspirarse en el cristianismo. Pero quiero aclarar desde el principio que no se trata de un "socialismo cristiano", sino un "cristianismo social".
Como propuesta política que és, debe comenzar por regenerar la corrompida democracia occidental; y empezar por describir el marco político que debe regir una auténtica democracia.

2 de febrero de 2011

¿Cómo se secuestra la Democracia?

Por supuesto, la Democracia está secuestrada cuando se produce una situación prolongada de bipartidismo, que lleva a una tiránica alternancia en el poder de quienes -de hecho- no permiten que el pueblo tenga otras alternativas. Y los dos grilletes que mantienen a la democracia secuestrada son las listas cerradas y la disciplina de partido. Estas son las cadenas que permiten al dictador de cada partido, controlar a los representantes del pueblo, para que éstos no le puedan controlar a él. Este es el precio que todo político tiene que pagar por “ir en las listas” del partido: renunciar a ssu auténtica función como representante popular; y este precio a la democracia le sale muy caro.
La Democracia también se secuestra siempre que la Autoridad nombrada democráticamente deja de considerarse depositaria del poder popular para considerarse dueña de dicho poder; y, por tanto, temporalmente desvinculada –hasta las siguientes elecciones- de la voluntad popular. En algunos casos extremos en que esto ha ocurrido, han acabando matando definitivamente a la Democracia: es el caso de Hitler o Salvador Allende; y, en la actualidad, Chávez y otros “demócratas aparentes” van camino de seguir esos pasos.  
En definitiva, a la Democracia se la secuestra siempre que se sustituye el interés general por el interés de partido, de grupo o de clase; y cuando los gobernantes dejan de preocuparse por hacer bien las cosas y empiezan a preocuparse por que las cosas les parezcan bien a sus votantes. Cuando se llega a este punto, ya no se ofrece a los ciudadanos una gestión honesta y eficaz, sino que se les compra el voto satisfaciendo sus intereses o incluso sus más bajos instintos. Y la Democracia se mantiene secuestrada cuando el programa de gobierno se basa más en el revanchismo contra el poder anterior, que en la búsqueda del bien común.
Pero no nos engañemos: este secuestro no se podría mantener sin la colaboración de los ciudadanos que lo consienten, porque también buscan más su interés privado que el bien común. Al elegir a sus gobernantes no buscan la mejor autoridad (entendida como el más sabio o el mejor gestor), sino la autoridad que les conseguirá más privilegios en perjuicio de sus opositores. En definitiva, aceptan la corrupción del juego democrático porque esperan sacar provecho de él.
En la actualidad, los enemigos de la Democracia ya no son las dictaduras comunistas, ni los regímenes totalitarios. Ahora los enemigos de la Democracia están sentados en parlamentos elegidos por sufragio universal, en donde la mantienen secuestrada, bien atada con leyes electorales partidistas y amordazada con el control férreo de la opinión pública...; y, eso sí, con la complicidad de tantos ciudadanos que creen sacar provecho de esta situación, cuando en realidad esta situación acaba perjudicandonos a todos.
¿Hasta cuando los auténticos demócratas consentiremos este secuestro?

No hay comentarios:

Publicar un comentario