Presentación

Con este blog pretendo mostrar a los lectores las soluciones que -a mi parecer- aporta el cristianismo a los problemas y retos sociales actuales. He querido denominar SOCIALCRISTIANISMO al conjunto de soluciones concretas que aquí se van a proponer, para diferenciarlas de otras propuestas que también puedan inspirarse en el cristianismo. Pero quiero aclarar desde el principio que no se trata de un "socialismo cristiano", sino un "cristianismo social".
Como propuesta política que és, debe comenzar por regenerar la corrompida democracia occidental; y empezar por describir el marco político que debe regir una auténtica democracia.

7 de febrero de 2011

Las claves del sistema democrático


La principal clave para la reforma del sistema democrático es erradicar la creencia de que todo vale si se ha alcanzado el poder en las urnas: esto no dejaría de ser una dictadura temporal. Otra clave es que el ejercicio del poder debe enfocarse al bien común, no a la obtención de privilegios para los propios votantes. Para esto, es muy importante que las diferencias de planteamiento entre unos partidos y otros se basen en la convicción de que los propios principios políticos son los que proporcionarán el bien común, no en el empeño en atribuir privilegios a la propia facción; y también es conveniente la limitación de mandatos: cuando un político sabe que no será reelegido, actuará más pensando en el bien común que en la satisfacción de sus votantes..
También existen límites a todo sistema democrático, que son como el marco en el que debe desarrollarse, fuera del cual ni siquiera la voluntad popular puede salirse, ya que sería como romper las reglas del juego:
Respeto a los Derechos Humanos: Por supuesto, ni siquiera comentamos este requisito imprescindible, como límite infranqueable a todo marco democrático. Los Derechos Humanos, como no los otorga ninguna autoridad civil, sino que nacen de la dignidad inherente a la persona humana, no pueden ser violados por ninguna mayoría. 
Respeto a la verdad: No se puede defender la propia postura a costa de todo; o, al menos, no se puede hacer a costa de la verdad. Si el propio sistema no da resultado, lo suyo es modificarlo, no maquillar dichos resultados. Si un partido ha propuesto unas fórmulas de gobierno que después deben ser cambiadas, quizá lo más democrático sea convocar de nuevo a la voluntad popular para que decida quién debe ser el que lleve a término las nuevas propuestas. La veracidad se debe exigir no sólo de los actores políticos, sino también de otros agentes sociales, como los medios de comunicación: se deben relatar fielmente los hechos, antes de entrar en las interpretaciones de los mismos, que dependerán de las propias convicciones.
Respeto a la propia Constitución: Ésta es el marco límite de la actuación democrática que cada país establece. Romperá el espíritu democrático quien aproveche su acción de gobierno para vulnerar su Constitución -o forzar al máximo su interpretación-, alegando que en dichas circunstancias es conveniente hacerlo. Si un partido considera que la Constitución debe ser modificada, debería hacerlo abiertamente y siguiendo el procedimiento establecido en la propia norma.
Otros límites fundamentales son el respeto a las minorías y la separación de poderes, que veremos en las próximas entradas.

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