Otra de las claves que habitualmente no se cumple en nuestras democracias es el respeto a las minorías: la mayoría, por el mero hecho de haber ganado, se considera con derecho a todo.
La necesidad de tener en cuenta a todos se desprende de lo que ya hemos expuesto en entradas anteriores: se elige a los gobernantes, no para que distribuyan privilegios entre sus votantes, sino porque se les considera capaces de acertar con la mejor manera de alcanzar el bien común. Por tanto, es muy probable que entre las opiniones de las minorías existan algunas acertadas (muy acertadas), que no pueden rechazarse sólo por que no alcanzaron suficiente respaldo electoral.
Mucho menos democrático sería marginar o silenciar a una minoría (a veces formada por millones de votantes), simplemente porque no ha alcanzado el ejercicio del poder.
Muchas de las acciones de gobierno, sobre todo las que suponen cambios duraderos, requerirán un consenso suficientemente amplio de las fuerzas políticas y demás instituciones, ya que en caso contrario hipotecarían las posibilidades de acción de los siguientes gobiernos que representasen una nueva voluntad popular.
Habitualmente la maximización del bien común requerirá que se atiendan en parte las aspiraciones de las minorías; salvo cuando las reclamaciones de éstas sean manifiestamente opuestas al programa mayoritariamente votado.
Un fuerte abrazo y enhorabuena por el blog, José Alberto. De tu amigo Fabián
ResponderEliminarUn consenso suficientemente amplio...abre de nuevo el precipicio de tener que estar sujeto al consentimiento entre todos o no ser. Las verdades objetivas cuando lo son no necesitan consensos, necesitan decisiones de gobierno exentas de cobardia. No repitamos los mismos errores de siempre .Animo en el blog. José María Delgado
ResponderEliminar