Presentación

Con este blog pretendo mostrar a los lectores las soluciones que -a mi parecer- aporta el cristianismo a los problemas y retos sociales actuales. He querido denominar SOCIALCRISTIANISMO al conjunto de soluciones concretas que aquí se van a proponer, para diferenciarlas de otras propuestas que también puedan inspirarse en el cristianismo. Pero quiero aclarar desde el principio que no se trata de un "socialismo cristiano", sino un "cristianismo social".
Como propuesta política que és, debe comenzar por regenerar la corrompida democracia occidental; y empezar por describir el marco político que debe regir una auténtica democracia.

12 de febrero de 2011

La funesta ideología de género


Hace siglo y medio, la civilización -inmersa en la revolución industrial- se lanzó alocadamente a la carrera del progreso sin pensar en el coste que dicho progreso pudiese tener: no tuvo en cuenta ni la protección del más débil (el trabajador arrancado del mundo rural y esclavizado en entornos industriales urbanos) ni la conservación de la Naturaleza, que tuvo que soportar todo tipo de agresiones que amenazaban el equilibrio medioambiental en muchas partes del planeta. Fueron necesarias décadas de aberraciones hasta que el afán progresista industrial se moderó y permitió al hombre ver lo que ocurría a su alrededor; y empezar a poner coto a tanta destrucción.
Pues bien, desde la segunda mitad del siglo XX -y especialmente en sus dos últimas décadas- el hombre se ha lanzado a la carrera de disfrutar de las posibilidades que los avances científicos han puesto a su alcance; y en esta alocada carrera tampoco tiene tiempo de pararse a ponderar las consecuencias de sus actos.
Primero se controló la fecundidad humana; y el hombre se lanzó a disfrutar del sexo sin miedo a las consecuencias. Después se la logrado controlar la propia generación del nuevo ser; y muchos se han lanzado a "fabricarse" hijos a su medida, cuándo, cómo y dónde les ha parecido mejor, sin tener en cuenta el bien final de ese hijo que tanto desean.
Y, tras los dos adelantos anteriores, nos hemos lanzado a transformar la sociedad natural basada en la familia (hombre y mujer en unión permanente), sustituyendo la estructura social en la que los individuos nuevos se incorporaban a través de una familia basada en lazos de amor, por una estructura totalmente artificial e inviable en la que se considera familia a cualquier colectivo que sea capaz de interaccionar sexualmente.
Y para evitar que las diferencias de sexo ralenticen esta alocada carrera, nos hemos lanzado a eliminarlas y a imponer -a sangre y fuego- una ideología de género que no es más que la destrucción del ser humano como se le ha considerado hasta la fecha (acorde con su naturaleza real): la deconstrucción del hombre. Los seguidores de esta ideología consideran que las diferencias entre varón y mujer son solamente accidentales y culturales, asignadas a cada grupo por las conveniencias estructurales de cada sociedad; y la liberación de esta “opresión” pasaría por que cada uno fuese libre de determinar su género (como si se tratase de vocablos) con independencia de esa tozuda realidad que es la condición sexual de cada una de las células del organismo humano. Pretenden tanta libertad, que empiezan por liberarse del propio cuerpo, o tratan de disfrazarlo mediante operaciones estéticas.
Según esta teoría, no se nace hombre o mujer, sino que esta división es el resultado de un proceso social. El ser humano nace sexualmente neutro, la sociedad nos asigna a uno u otro "género" en función de nuestra configuración genital. Tras esa asignación inicial, los niños son educados en la masculinidad y las niñas en la feminidad. Hombres y mujeres no existen como tales en estado natural, sino que son únicamente resultado de esos procesos o "construcciones sociales". Esta “socialización”, dicen, afecta a la mujer negativa e injustamente. Por ello, su objetivo es deconstruir todos los modelos de comportamiento individual y social, incluidas las relaciones sexuales y familiares. Ven a la mujer como la clase oprimida, porque ellas deben soportar los embarazos y ocuparse de criar a sus hijos. Y concluyen que la única forma de eliminar esa opresión es eliminar la maternidad como función femenina. Buscan establecer una igualdad total entre hombre y mujer: relativizan la noción de sexo de tal manera que, según ellos, no existirían dos sexos, sino más bien muchas "orientaciones sexuales".
La ideología de género, que se planteó a nivel mundial por primera vez en la Conferencia de las Naciones Unidas celebrada en Beijing en 1995, está siendo impuesta a sangre y fuego por las instituciones internacionales, con la connivencia de los mediocres políticos occidentales, convencidos de que éste es el camino del progresismo. No se dan cuenta de que están jugando con una "bomba atómica social" que acabará destruyendo al ser humano. Y sin ser humano, la Democracia es inútil...

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